sábado, 15 de agosto de 2009

Reflexiones acerca de las reflexiones de las desigualdades en chile.


Cuando leí el articulo de Marcelo Salgado, Reflexiones sobre la desigualdad en Chile, me surgen distintas emosiones y pensamientos. Es cierto que el tema de las desigualdades no es algo novedoso, sin embargo me es tan nuevo como siempre.


Es cierto. Las desigualdades sociales en nuestro país son tremendas, y tienen consecuencias disímiles. En este sentido llama la atención familias que a pesar de todo tratan de llenarse a si mismas con esperanzas y esfuerzos para tratar de revertir la situación. Sin embargo también las hay de las otras, aquellas que han caído en la desesperanza y la violencia, padres de niños que no creen en nada y esta dispuestos a todo para sobrevivir. Insensibles que son muertos vivientes, por lo que no respetan de ninguna forma la vida. De ellos también somos responsables, y a mi me conmueven aun mas, puesto que como sociedad hemos podido matarle cualquier tipo de sueño, cualquier buen sentimiento bueno hacia los otros, niños que pueden matar sin remordimiento, padres que eso no les genera nada. Son ellos lo que necesitan con más fuerza ayuda, que muchas veces consiste en cariño, constancia, compañía, cosa que por su puesto, ni nosotros ni este Estado puede darles. Aunque tampoco queremos dárselo, porque son la mano de obra barata, porque los conflictos de delito son menos complejos que los conflictos políticos, porque son una masa enorme de consumidores que compran.


Las desigualdades hoy son, como bien dices, diversas; son estructurales. Hoy no solo recibimos distinta cantidad de recursos sino que recibimos distinto capital cultural, ya que nos hemos esforzado por romper con aquellos espacios que ante las diferencias económicas intentaban una propagación de capital cultural a través de la organización, como: las iglesias, los partidos políticos, los cetros juveniles, etc. Y claro son también invisibles para la gran mayoría, que paradójicamente convive cercanamente con estas desigualdades.


En este sentido llama la atención el estudio de María Luisa Méndez (2008), donde el 70,2% de los Chilenos más ricos, pertenecientes al NSE ABC1, se considera de la clase media, así como el 11,9% de los más pobres, pertenecientes al NSE E, piensan de la misma manera. www.facso.cl/prealas/PDF/ponencias/estructura/M_MENDEZ.pdf


Las desigualdades son tremenda, ya cuando se hacen los análisis desde los quintiles lo son, sin embargo algunas ejercicio “simpáticos” acerca de ello los podemos ver con Jaime Ruiz-Tagle en su articulo Desigualdades que marcan, o bien algunos mas entretenidos aun en Quintiles, Deciles, Percentiles. Entrando a la Universidad en un País de Desigualdad donde se entregan distintos datos freak acerca de las desigualdades y la forma de medir aquellas.


Las desigualdades no son desconocidas ni en los eruditos de nuestro país, ni en aquellos que toman las decisiones. Según el departamento de Economía de la Universidad de Chile:


En 1990, el 20% de la población más pobre del país (Q1) capturaba 3.59% del total del ingreso, mientras que el 20% más rico de la población recibía alrededor de un 60% de los ingresos. Dicha situación se mantiene en 1996. Con esto, la diferencias de ingresos promedio entre el quinto y primer quintil (Q5/Q1) es de casi 17 veces. (Bravo y Contreras; 1999, p.8)


Así también, El Banco Mundial en el 2003 ya indicaba que Chile se encontraba dentro de los 20 Países con peor desigualdad del Mundo, solo a nivel de otros países de la Región y otros países africanos, lo cual contraste tremendamente con la imagen de los Ingleses de America que tan bien hemos sabido vender.


Los 20 países mas desiguales según el coeficiente GINI (World Bank 2003)



Solo para terminar esta reflexión cabe señalar que los datos, ya impresionantes, en el análisis de distribución de ingresos por quintiles, es ya increíble en el análisis de Percentiles; Así, Ernesto Espíndola el 2006, Nos Muestra Estas Enormes Diferencias http://www.eclac.cl/dds/noticias/paginas/8/26498/ALeon_EEspindola.pdf




Acá vemos que el 20% más pobre de este país vivía el 2005 con 65 mil pesos promedio, mientras que el 1% más Rico de nuestro país tenía un ingreso promedio de más de 5 millones de pesos.

Definitivamente con estas diferencias no se puede construir país, es un enorme derroche de recursos sociales, de capital humano no aprovechado; y lo que es peor, es la desilusión y la desesperanza de una enorme población que viene al mundo solo a sobrevivir y a tener hijos, que, en ultima instancia son su única pertenecía y su única esperanza.


Las desigualdades tienen un correlato directo con la violencia y la marginación. Perdemos así a los deportistas, artistas, científicos, que inundan en el anonimato las poblaciones mas pobres de nuestro país.



Victor Acuña Jimenez



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